lunes, 22 de diciembre de 2008

Este 22 de diciembre la fiesta para los poetas de la tiza y el pizarrón.

Lic. Reinier Barrios Mesa
(barrios@rflorida.icrt.cu)

Este 22 de diciembre es el día que marca el cierre para una jornada de homenajes que por casi un mes intentó reconocer en su justa a medida, a los hombres y mujeres que desde la enseñanza y la formación de valores en las aulas y otros espacios, garantizan la continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario y contribuyen a esa sociedad mejor a la que aspiramos para Cuba.

Fue el 22 de diciembre de 1961 cuando Fidel declaró a Cuba como el primer país libre de analfabetismo del continente y se cumplió de esta forma uno de los propósito fundamentales esbozados en el alegato “La Historia me Absolverá”, que proponía desterrar para siempre la ignorancia y la esclavitud cultural entre los cubanos.

Pero los sueños continuaron y nuevas escuelas se hicieron, se pensó entonces en un sistema de enseñanza que abarcara las necesidades de una patria que continuaba en Revolución, y se hicieron planteles en el campo, apareció la enseñanza técnica y profesional, y se llegó con la luz de la enseñanza hasta quienes necesitaba de atenciones especiales.

La Revolución hizo universidades, abrió centros de investigación y no conforme con su obra dentro de nuestras fronteras, envió maestros hasta Angola, Nicaragua y otros pueblos, para contribuir a desterrar de aquellos parajes el reinado de la ignorancia.

En todos estos años el papel de los maestros y educadores se hizo imprescindible, las nuevas transformaciones en la enseñanza, la llegada de la computadora, el televisor y el video les impuso nuevos retos que ellos, desde la sonrisa y la entrega total, supieron superar para regalarle hoy a Cuba y a sus cubanos, un sistema educacional que se ubica entre las mejores del mundo.

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