(barrios@rflorida.icrt.cu)
Este 22 de diciembre es el día que marca el cierre para una jornada de homenajes que por casi un mes intentó reconocer en su justa a medida, a los hombres y mujeres que desde la enseñanza y la formación de valores en las aulas y otros espacios, garantizan la continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario y contribuyen a esa sociedad mejor a la que aspiramos para Cuba.
Fue el 22 de diciembre de 1961 cuando Fidel declaró a Cuba como el primer país libre de analfabetismo del continente y se cumplió de esta forma uno de los propósito fundamentales esbozados en el alegato “La Historia me Absolverá”, que proponía desterrar para siempre la ignorancia y la esclavitud cultural entre los cubanos.

Pero los sueños continuaron y nuevas escuelas se hicieron, se pensó entonces en un sistema de enseñanza que abarcara las necesidades de una patria que continuaba en Revolución, y se hicieron planteles en el campo, apareció la enseñanza técnica y profesional, y se llegó con la luz de la enseñanza hasta quienes necesitaba de atenciones especiales.
La Revolución hizo universidades, abrió centros de investigación y no conforme con su obra dentro de nuestras fronteras, envió maestros hasta Angola, Nicaragua y otros pueblos, para contribuir a desterrar de aquellos parajes el reinado de la ignorancia.
En todos estos años el papel de los maestros y educadores se hizo imprescindible, las nuevas transformaciones en la enseñanza, la llegada de la computadora, el televisor y el video les impuso nuevos retos que ellos, desde la sonrisa y la entrega total, supieron superar para regalarle hoy a Cuba y a sus cubanos, un sistema educacional que se ubica entre las mejores del mundo.
Este 22 de diciembre es el día que marca el cierre para una jornada de homenajes que por casi un mes intentó reconocer en su justa a medida, a los hombres y mujeres que desde la enseñanza y la formación de valores en las aulas y otros espacios, garantizan la continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario y contribuyen a esa sociedad mejor a la que aspiramos para Cuba.
Fue el 22 de diciembre de 1961 cuando Fidel declaró a Cuba como el primer país libre de analfabetismo del continente y se cumplió de esta forma uno de los propósito fundamentales esbozados en el alegato “La Historia me Absolverá”, que proponía desterrar para siempre la ignorancia y la esclavitud cultural entre los cubanos.

Pero los sueños continuaron y nuevas escuelas se hicieron, se pensó entonces en un sistema de enseñanza que abarcara las necesidades de una patria que continuaba en Revolución, y se hicieron planteles en el campo, apareció la enseñanza técnica y profesional, y se llegó con la luz de la enseñanza hasta quienes necesitaba de atenciones especiales.
La Revolución hizo universidades, abrió centros de investigación y no conforme con su obra dentro de nuestras fronteras, envió maestros hasta Angola, Nicaragua y otros pueblos, para contribuir a desterrar de aquellos parajes el reinado de la ignorancia.
En todos estos años el papel de los maestros y educadores se hizo imprescindible, las nuevas transformaciones en la enseñanza, la llegada de la computadora, el televisor y el video les impuso nuevos retos que ellos, desde la sonrisa y la entrega total, supieron superar para regalarle hoy a Cuba y a sus cubanos, un sistema educacional que se ubica entre las mejores del mundo.
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