Por Reinier Barrios Mesa(barrios@rflorida.icrt.cu)
La cultura cubana se sustenta en las obras que fruto del talento de los hijos de esta tierra, hoy se perpetúan como ejemplo de auténtica creación, y enseña al mundo la esencia de una isla donde la música vibra en el sonido del viento en su abrazo con la palmas, el canto de los pájaros o el choque de la ola en la orilla
Este 29 de noviembre a la cultura cubana le nació uno de sus mejores músicos, hombre dotado de una sensibilidad extrema y un profundo compromiso con el cambio y las exigencias de esta sociedad, aun preñada de contradicciones, dilemas y prejuicios.
Silvio Rodríguez comenzó su carrera musical en las calles de La Habana, armado de una guitarra y escribiendo en las esquinas, o en los parques y merenderos de entonces, cantando a la vida y sus avatares, y expresando las insatisfacciones de una generación a la cual le costó ganar un espacio en el terreno de lo artístico.
Sus inicios, como el de todo principiante, fueron tortuosos y desesperados, no estuvo exento el trovador de incomprensiones, pero el talento se impuso y desde el Grupo de
Experimentación Sonora del ICAIC y en otros espacios, Silvio regaló a los cubanos temas memorables, que hoy nos identifican como pueblo y que son tarareados por hombres y mujeres en cualquier parte.
El poeta del unicornio azul que una vez se perdió, el hombre que hubiera preferido regalar un rabo de nubes, el trovador que apostó por la luz cegadora, el disparo de nieve, el que cantó a Girón, a Angola, a la Vida, celebra este 29 de noviembre el regalo de existir y darle a su gente el placer de compartir con él ese calificativo inmenso que es ser: CUBANO.
La cultura cubana se sustenta en las obras que fruto del talento de los hijos de esta tierra, hoy se perpetúan como ejemplo de auténtica creación, y enseña al mundo la esencia de una isla donde la música vibra en el sonido del viento en su abrazo con la palmas, el canto de los pájaros o el choque de la ola en la orilla
Este 29 de noviembre a la cultura cubana le nació uno de sus mejores músicos, hombre dotado de una sensibilidad extrema y un profundo compromiso con el cambio y las exigencias de esta sociedad, aun preñada de contradicciones, dilemas y prejuicios.
Silvio Rodríguez comenzó su carrera musical en las calles de La Habana, armado de una guitarra y escribiendo en las esquinas, o en los parques y merenderos de entonces, cantando a la vida y sus avatares, y expresando las insatisfacciones de una generación a la cual le costó ganar un espacio en el terreno de lo artístico.
Sus inicios, como el de todo principiante, fueron tortuosos y desesperados, no estuvo exento el trovador de incomprensiones, pero el talento se impuso y desde el Grupo de
Experimentación Sonora del ICAIC y en otros espacios, Silvio regaló a los cubanos temas memorables, que hoy nos identifican como pueblo y que son tarareados por hombres y mujeres en cualquier parte.El poeta del unicornio azul que una vez se perdió, el hombre que hubiera preferido regalar un rabo de nubes, el trovador que apostó por la luz cegadora, el disparo de nieve, el que cantó a Girón, a Angola, a la Vida, celebra este 29 de noviembre el regalo de existir y darle a su gente el placer de compartir con él ese calificativo inmenso que es ser: CUBANO.
1 comentario:
No hay duda Reinier de que le diste a ese articulo todo tu ser. Es un tributo sencillo y a la vez descriptivo de la trayectoria de alguien como Silvio Rodriguez.
Tu pluma hoy se ha dedicado a honrar y eso dice mucho de ti. Creo que es un buen regalo de cumpleanos a un cubano que honra a su tierra mas alla de sus fronteras geograficas.
Es un homenaje a alguien que no por llevar mucho tiempo en la arena publica se mantiene creando y con ello continua haciendo historia. Gracias por el lenguaje que usas para describirlo. Al leerlo encuentro poesia dentro de tu prosa. Sigue creando y asi honrando con tus escritos.
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