miércoles, 8 de abril de 2009

Educadoras de Círculos Infantiles: mujeres de sensibilidad y ternura

Por Lic. Reinier Barrios Mesa
(barrios@rflorida.icrt.cu)

El aniversario 48 de la fundación de los círculos infantiles este 10 de abril convoca al acercamiento con las vidas de las educadoras, mujeres que desde esos espacios contribuyen a la formación de valores y llegan a convertirse en personas muy importantes en la vida los niños cubanos.

Cuando casi 5 décadas pasaron desde que el Mártires de Florida, primera de estas instituciones creadas en la ciudad recibiera a sus alumnos, algunos de ellas han dedicado mucho tiempo al arte de enseñar canciones, y guiar los primeros pasos de muchos hijos de esta tierra en el mundo de las matemáticas, el lenguaje y distintas habilidades básicas para el resto de la vida.

Pero para una actividad como es la de educar en las etapas más tempranas es indispensable el deseo y el amor, como nos cuenta Elvira Tardío Brown, quien ha dedicado casi 4 décadas al noble oficio de enseñar, y a quien no le falta el ánimo para compartir los que sabe.

“La primera cualidad que debe tener una educadora de circulo es sentir amor por los niños, eso es vital, de lo contrario mucho que podamos aprender de psicología o pedagogía pudiera sernos útil. Esta es una profesión muy linda. Creo que cuando la revolución creó estas instituciones esto hizo una de sus obras más bellas pues es muy hermoso educar en estas edades tan tempranas. Aquí se inculcan valores que quedan para toda la vida.

“Los círculos fueron una idea de Vilma Espín y su ejemplo está en todas nosotras, pues ella nos ese legado que ahora somos nosotras las encargadas de impulsar y echar adelante.”

Pero en estos 48 años mucha ha sido la experiencia acumulada, lo que permite que el empleo de las nuevas tecnologías con el video y la computadora constituyan un elemento adicional en el trabajo con los niños, y donde la superación de las docentes sea una cuestión de primer orden.
Para Olga Smith educadora de sobrada experiencia en el círculo infantil Mártires de Florida, hoy la irrupción del video, la computadora y la llegada de otros elementos ha marcado un viraje en la manera de enseñar. Desde aquellos días en que ella comenzó hace casi cinco décadas hasta este tiempo mucho tiempo ha pasado y significativos son los resultados.

“De cuando yo empecé a trabajar a esta fecha hay una transformación real y ha sido hacia estadios superiores. En aquellos años comenzamos a trabajar sin apenas mucha preparación. Éramos compañeras que pasamos un curso y nos incorporamos a desempeñar esta función. Con el tiempo fuimos superándonos todas y así surgieron las auxiliares pedagógicas y las educadoras, luego vino la licenciatura y ahora hasta muchas estamos en estudios de maestría.

Hace más de cinco años comenzamos a introducir también en la enseñanza la computación y el uso del video en las actividades y podemos comprobar sus resultados. Ese es un paso gigantesco. También nuestros círculos se han convertido en pequeñas universidades donde nosotras, las educadoras de experiencia, tenemos la oportunidad de transmitir nuestros conocimientos a las nuevas muchachas que ahora se inician en este mundo que es maravilloso”

Las nuevas generaciones aseguran la continuidad de una especialidad, en la cual muchos aseguran que es imprescindible el compromiso y la entrega, pero que vislumbra en Florida un futuro asegurado como demuestran las palabras de Lisvelis Andrés a quien los 22 años le alcanzan para soñar con superarse y crecer.

“Desde mi llegada aquí mi experiencia ha sido muy buena. Aquí soy educadora y aun me preparo en el 4to año de la licenciatura. De las compañeras que tienen más experiencias asumo yo todo ese conocimiento y también pongo un poco de mi iniciativa. Pienso que ese intercambio es bueno porque ellas me ven como soy yo con los niños y las cosas que hago y eso las incita a ellas también.”

“Estar aquí es una de las mejores cosas que me pasan en la vida y creo que en cuanto acabe la licenciatura si me dan la oportunidad me voy a incorporar de inmediato a la maestría. Yo creo que el profesional de la educación, y más en esta enseñanza, tiene que superarse constantemente y jamás estar conforme con lo que sabe.”

Y así van estas mujeres en su misión de hacer de la enseñanza preescolar un orgullo de nuestra ciudad y su gente, ellas que una vez escogieron el oficio de educar como razón esencial de sus vidas han hecho posible en todos estos años la calidad de estos espacios.

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