viernes, 3 de septiembre de 2010

Regresos…

A MGV, el dueño de las fotos.
He vuelto a la ciudad de río enorme, puente de hierro y edificios antiguos. He vuelto guiado por el recuerdo y la necesidad de reencuentro. He ido al sitio donde nació una mujer capas de hacer renunciar a la corona a un príncipe europeo, a la ciudad que vio en el pequeño Wilfredo Lam, el talento suficiente para colectar dinero y enviarlo a Francia para hacerlo el más universal de los pintores cubanos.

Estuve nuevamente en las cercanías del muelle por el que salían vapores hacia todas partes. La ciudad que alberga en una de sus calles a la Villa de París, como recuerdo de la majestuosidad de otros tiempos. El lugar que dio cuna a Mañach, y punto de visita de Plácido, Lorca y las mismísima Sara Bernhardt.

Esta manía de andar por todas partes me ha llevado otras veces a romper zapatos, gastar las monedas de mi bolsa, y otra vez sentirme así, expectante ante lo que me promete el final del camino. Sin embargo esta vez lo sabía, y las emociones eran distintas a la de otros viajes.

Otra vez he visto la puerta de hierro, la imagen de la virgen inmaculada salida de las manos del padre del barroco español, el hermoso hotel ahora tapiado por una cerca de hierro, gracias a las plantas que crecen en su fachada.

Volví a la calle que perpetúa la memoria del descubridor de América, atravesé el parque que guarda los restos de los muchos héroes de batallas en aquella tierra pródiga en historias, leyendas y gente importante.
Y vi a mis amigos, a mis amores primeros, y recorrí los sitos donde me pasaron las mejores y peores cosas de mi vida, y me reí, y lloré, y tuve otra vez la posibilidad de soñar con futuros, con encuentros en ciudades lejanas, y aunque la lluvia dejó colgada en mis labios palabras de último minuto, yo agradezco este chance.

Porque lo mejor de volver, fue verte otra vez. Y aunque la blancura se adueñe de tu piel para hacerte parecer más irreal y etéreo, el silencio se haga protagonista de tus horas, aunque te debatas entre amores lejanos y los ahora más palpables, aunque yo cada vez esté más lejos de ti, vivo feliz porque son menos las razones para hacerme prescindir de tu letra, tu pensamiento y tu presencia. En este andar que muy pronto me llevará por otros caminos yo te recuerdo así, entre las mejores cosas de este eterno tiempo de regresos en el que después de ti convierto mi vida.

2 comentarios:

Ramon dijo...

Reinier,

Tus cronicas son de gran impacto para los lectores. La riqueza en tus ideas, vivencias y la profundidad en tus sentimientos hablan muy en alto de ti y de tus valores.

Gracias por ese corazon tan inmenso, agradecido y noble en dimensiones que tal vez para algunos seres humanos sean dificil de medir. No se que mas decirte que no sea que te admiro y que aspiro a que Dios y la vida me permitan imitar muchas de tus cualidades.

Cuidate tu y cuida tus estrellas. Ramon.

Leslie Anlly Estrada Guilarte dijo...

Te entendí. Sobre todo porque en estos días tengo sentimientos parecidos, pero de desencuentros, pérdidas, distancias... recuerda que te quiero mucho.