lunes, 16 de julio de 2012

Memorias de un ejercicio etnográfico: Definiendo masculinidades diversas


Se les ha pedido a los varones que pasen al frente del curso y asuman una pose lo más masculina posible. Se les ha incitado a representarse como varones en su concepción de lo que implica la masculinidad.
Las definiciones colectivas de la masculinidad se generan en la vida de la comunidad y se cuestionan y cambian ante las modificaciones en la situación de la propia comunidad.


 La idea de ser hombre está avocada en el escenario global, desde la idea del sexo como elemento fundamental. La sexualidad masculina,  está fuertemente adherida a una idea de vigor, de poder, a una recurrencia constante del falo como sitio de demostración de esa vitalidad.

La masculinidad en el contexto de lo global, es percibida como algo en peligro constante. Mis sujetos asumieron poses diversas, pero en  la mayoría de las imágenes es posible encontrar la metáfora de cuerpos siempre fuertes. Sus posiciones muestran músculos de brazos, piernas, y torno, en tensión haciendo que nuevamente recurra la metáfora de un cuerpo fuerte para los hombres.

 De la una masculinidad hegemónica, al quiebre:

Más curioso resultó para mí el enfrentamiento total de otros a los viejos cánones de lo atribuido de manera esencial a los hombres. La burla como recurso de protesta, como enfrentamiento, como sitio de rebeldía,  fue también el argumento desde el cual entender cómo cambian estos paradigmas, a los cuales la globalización ofrece el marco de resistencia.
La representación de masculinidad ahora asume poses de manos cerca de la cara y en actitud de un erotismo más pensado desde lo femeninos. Aunque las imágenes no puede capturar todo el debate que se suscitó después, algunos cuestionaron el  por qué si hay hombre que bailan en tacos hoy, cuidan a sus hijos, o son mantenidos por sus esposas migrantes en España o Estados Unidos, no puede pensarse en otros modos también de ser hombres




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