domingo, 29 de mayo de 2011

Aquel encuentro con Lenin


Tiene nombre de héroe ruso pero vive en las tierras del país de la mitad del mundo. Su cuerpo carga las huellas de los golpes de la vida, sin embargo el percance no amilana su vitalidad. Es el Vicepresidente Constitucional de la República del Ecuador, sin embargo su sencillez hace que te le puedas acercar, puedas conversar con él y admirar su amplio sentido humanista, su vocación de lucha por un destino mejor para los desposeídos de su nación. Yo le conocí en la sesión inaugural de la Cumbre Mundial de Comunicación Política, evento que en los días finales de abril convocó a especialista de una veintena de naciones y donde asistí como el único de los cubanos. Pude estar cerca de él en ese tiempo, y aunque en otros evento hemos coincidido, hoy me resulta difícil explicar las emociones de estar cerca de este hombre al que considero de una inteligencia envidiable, de un carisma superior, de una modestia extrema.

Lenin Moreno es una de las figuras más prominentes de Alianza País, el movimiento político que llevó a la presidencia a Rafael Correa y que hoy impulsa la Revolución Ciudadana en esta nación. Conocido en todo el continente por ser el impulsor de la Misión Manuela Espejo, la cual ha llevado hasta quienes viven en Ecuador la condición de la discapacidad, una luz de esperanza, un sitio diferente. No pierde el estadista la posibilidad de explicar sus propósitos, de hacer conocer a los demás los sentimientos que mueven la obra nueva, los principios en los que se fundamenta esta gesta de sonrisas devueltas, de sillones de ruedas que abren caminos, de camas que regalan sueños de futuros y sitios hermosos. Y en medio de todo eso no deja jamás Lenin regalar su bondad.

Aquellas horas con él fueron de las mejores experiencias de mis días de viajero en el centro del mundo. Habló acerca de la necesidad de dotar a la era del cambio de América Latina de nuevos enfoques en la relación con los medios de comunicación. Regaló a los asistentes, anécdotas de su niñez, comentó de los propósitos del movimiento para el futuro. Jamás he coincidido con él en evento público reunión o intervención en la cual comente de su obra mayor, y no mencione su agradecimiento y simpatía por los hermanos cubanos. Minutos pasaron y pude esta cerca de Lenin quien recibía en la proximidad de su conversación a varios periodistas del continente. No más mencionar esas cuatro letras que descubren el sitio donde nací, entonces su sonrisa dibujada en el rostro, el abrazo y el apretón de manos que conseguí eternizar en una fotografía que alguna vez colgaré en la pared.

Ecuador me ha recibido últimamente en la cercanía de la gente de su gobierno. Hace unos días asistí invitado a las actividades oficiales por el aniversario de la Batalla de Pichincha, y otra vez estaba Lenin junto a ministros, el fiscal general, asambleístas, y el propio presidente de la Asamblea Nacional. Últimamente he conocido cómo se hacen las democracias en los países capitalistas con su maraña de gastos en propaganda política, sus peleas ante las cámaras de televisión y sus descréditos en todas partes. Pero he sabido también de cómo puede la ternura hacernos admirar a los hombres, he sabido de la fuerza del abrazo, de la belleza de la bondad y la ternura cuando se trata de ayudar a quienes tienen menos. Desde aquí, después de conocer a Lenin, sigo creyendo en esas cosas que hacen que la palabra revolucionario vaya teniendo ahora nuevos sentidos para mí.

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